En estos últimos años, han aparecido nuevos conceptos e ideas en nuestra vida cotidiana. La sociedad va evolucionando y con ella, la mentalidad de todo el mundo. Los seremos humanos, como seres sociales, estamos en continuo cambio y evolución, fruto de la interacción también entre unos y otros. Uno de los problemas que nos encontramos, es que hay casos en que nuestra propia forma de pensar, evoluciona más rápido que la sociedad en conjunto, y eso genera desconfianza por desconocimiento en muchas personas.
En esta ocasión y como siempre de la mano del cine, queremos hablar del concepto del género. El género, es un concepto muy amplio del que podríamos pasarnos horas hablando, por lo que en este artículo nos centraremos más concretamente en las implicaciones psicológicas de las personas transgénero.
Un individuo transgénero, es aquel cuya identidad de género, es decir, el cómo se identifican a si mismos, no se corresponde con el sexo asignado biológicamente al nacer.
Nos gustaría hablar de una película que trata el tema con mucha dulzura, no porque no muestre que hay momentos muy duros a nivel psicológico y social (más si tenemos en cuenta que está situada en la década de 1920), sino porque lo hace en todo momento desde el respeto y la honestidad, con sus luces y sus sombras, sin caer en humor burdo o histrionismos. Estamos hablando de la película La Chica Danesa.
Este biopic (una película sobre la vida de un personaje real), cuenta la historia de la pintora danesa Lili Elbe, y aunque su nombre puede no sonarnos demasiado, se trata de la primera mujer transgénero en someterse a una cirugía de reasignación de sexo.
Al inicio de la película se nos presenta un matrimonio normotípico: Einar (hombre) y Gerda (mujer), que lleva varios años casados. Einer siempre se sintió una mujer, pero en un segundo todo cambió, al tener que probarse unas medias para posar para un retrato que pinta su mujer. Tras esto, se atreve a mostrar su lado femenino. Ello desencadena inicialmente un juego, en el que Lili (nombre con el que se identifica Einar como mujer) acude a varias fiestas vestida de mujer con Gerda, haciéndose pasar por su prima. Lo que al principio le parecía un juego, le infiere la confianza para reconocerse a sí misma el anhelo de reafirmarse como mujer.
Los profesionales de la salud estamos en una lucha constante por que se de valor a la salud mental. Uno de los más importantes, ronda sobre el tema que nos ocupa. Podemos ver su relevancia si miramos datos estadísticos, que nos muestran que entre el 65-75% de los adolescentes transgénero tienen pensamientos suicidas y hasta un 30% de ellos lo intenta llevar a cabo.
Estos datos son consecuencia directa de que estos adolescentes sufren acoso verbal en su entorno social, en la escuela y por internet.
La salud mental, esa gran olvidada, en el caso concreto de los adolescentes transgénero se ve gravemente afectada adoptando el rol de víctima; con una bajada de autoestima, lo que lleva a falta de aceptación. Sin embargo, en los casos en los que las personas transgénero tienen relaciones sociales con respeto y ven reconocida su identidad de género, su salud mental mejora significativamente.
Otro de los conceptos que nos gustaría dar a conocer para clarificar el tema en cuestión es la disforia de género que no es lo mismo que transexualidad.
La transexualidad, es la consecuencia de la no sincronía entre el sexo biológico (genitales) con el que se ha nacido y la identidad sexual con la que la persona se identifica. Esta situación puede no generar una incomodidad al individuo; pero cuando se presenta un malestar, debido a las posibles presiones sociales o familiares que se intensifican con los estereotipos de género, entonces hablamos de disforia de género.
Pero no todas las personas transgénero se sienten así y lógicamente nadie nace ya con ese malestar. Es totalmente plausible, ver casos de personas transgénero que incluso no identificándose con su género (entendido en este caso como su sexo biológico), se sienten a gusto con sus cuerpos.
Con esos conceptos más claros y volviendo a la película, en Lili nuestra protagonista, podemos ver de forma muy clara esa lucha interna y el dolor y malestar que padecen las personas transexuales en su lucha personal por la confirmación y agnición de su identidad.
Lo difícil que es reconocerse a sí mismo, cuando la sociedad imperante te juzga; cuando la respuesta a ser uno mismo, es la hostilidad y el rechazo; siendo su pareja su único apoyo, que en esta película tiene un nivel de comprensión sobresaliente en esa época. Y es que lo que más podríamos destacar de esta relación entre Lili y Gerda, es la lealtad, amor y comprensión.
Vemos claros ejemplos de que Gerta carece de los problemas típicos de las personas que no aceptan esta identidad, como la invalidación emocional, asumir como erróneos o incorrectos los sentimientos de otro; o la patologización, asumir como una enfermedad el deseo del cambio de sexo. Es muy usual ver en casos así, que a las personas transexuales les da miedo la intimidad con sus parejas, a mostrar su cuerpo; y, sin embargo, en la película vemos que ellos conectan desde el juego y el erotismo, sin miedos ni tabús.
Como habéis podido comprobar, el cine no sólo se basa en robar lingotes de oro conduciendo minis o en revivir a Superman con una caja futurista; hay veces en que nos enseña valores que a menudo no encontramos en la sociedad en la que vivimos, y que nos ayuda a respetar y entender la forma de ver el mundo que tienen las personas que nos rodean y que no se sienten o piensan como nosotros.