¿Eres de los que aplazas las tareas pendientes bajo el propósito de “lo haré mañana”? ¿Acumulas retrasos y a veces te sientes paralizado y/o abrumado? En primer lugar, debes saber que es algo que todos en algún momento hemos podido hacer pero que, mantenido en el tiempo, puede ocasionarnos cierto malestar.
Cuando te ocurre esto, te estás viendo expuesto a la famosa postergación o procrastinación, un hábito que cada vez cobra más adeptos y que pese al “alivio” que a corto plazo nos pueda reportar, en muchas ocasiones, nos impide conseguir nuestros objetivos a largo plazo, así como, incluso,deteriorar nuestra percepción de valía.
Hablemos de la postergación: en qué consiste, cuáles son los beneficios de dejar de hacerlo y sobretodo y lo más importante: ¡Qué cosas podemos hacer para solventar esta situación!
Por qué postergamos y qué miedos hay detrás
Pese a que el refranero popular aconseja:no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy; lo cierto es que a muchas personas les cuesta cumplir con esto.
Postergación o procrastinación es el término que se emplea para referirse a la acción de retrasar actividades y/o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras, más irrelevantes o agradables. En ocasiones, se trata de tareas triviales, como puede ser: limpiar la casa o poner una lavadora, pasando por aspectos más de cuidado personal y/o hábitos saludables, como: ir al gimnasio, dejar de fumar, llevar una dieta equilibrada; también pueden ser cuestiones laborales: como fechas de entrega de informes o aspectos de relación interpersonal, como: compromisos sociales, cuidado al otro y/o, un largo etcétera.
Pese a que en unos casos u otros las consecuencias no son las mismas, la percepción de caos y de frustración suele ser compartida. Tras esta conducta de aplazamiento se pueden esconder ciertos miedos a los que la persona evita hacer frente. Entre los más habituales encontramos:
1. El miedo a la evaluación negativa y/o a ser juzgado: Las personas con una base más insegura y /o un autoconcepto algo deteriorado sienten pavor ante la evaluación negativa y evitan, en todo momento, verse expuestos a ella.
2. El miedo a la imperfección: Las personas con un perfil altamente exigente y/o perfeccionista que no toleran la frustración ni los errores, pueden llevarlos a bloquearse y dejar de actuar.
3. El miedo a lo desconocido: Esto ocurre ante determinadas situaciones que nunca hemos realizado y puedan suponer un reto para nosotros. En estos casos, en vez de actuar como aliciente, pueden bloquearnos por miedo a no conocer los resultados,lo que lleva a la persona, a evitar verse expuesta a situaciones nuevas.
Además, podemos añadir también, ciertas creencias erróneas como puede ser: autoconvencernos de que somos personas que actuamos mejor bajo presión.Lo cierto es que ante un determinado umbral de estrés la competencia disminuye, así que hay que tener cierto cuidado con esto.Si te fijas, en todos los casos encontramos la evitación como respuesta en un primer momento a la situación. Esto, a corto plazo nos reporta cierto “alivio” pero en realidad estamos manteniendo el problema, porque tarde o temprano y más, si se trata de tareas laborales, vamos a tener que exponernos a ellas. Veamos ahora qué beneficios nos reporta hacer las cosas a tiempo.
Beneficios de hacer las cosas a tiempo
El hecho de cumplir con las tareas asignadas en el plazo de tiempo estipulado, no sólo nos supone una vivencia menos caótica y estresante de las situaciones, sino que también, dota de mayor sensación de gestión, control y organización del tiempo, así como, de la propia competencia, sentido de responsabilidad y valía. La persona se encuentra más estable con sus emociones y el autoconcepto que tiene sobre sí misma se vuelve más positivo. Además, logrando sus objetivos en el tiempo establecido, se hace más consciente de sus fortalezas y de su capacidad.Como beneficios secundarios tenemos que las relaciones sociales, posiblemente se vean más fortalecidas, si aprendemos a cumplir con los plazos, ya que estas personas muchas veces tienden a recluirse y a no relacionarse, justamente por su mala gestión del tiempo. Además, evitando la procrastinación adquieren también una mayor consideración en el trabajo y sentimiento de seriedad.
Cómo ves,tiene múltiples beneficios. ¡Veamos ahora cómo podemos dejar de postergar! La clave estará en aprender a gestionar mejor nuestro tiempo para no dejar de lado otras esferas, no menos interesantes.
Cómo dejar de postergar
El primer paso es reconocerlo, asumir que nos estamos viendo expuestos a ello y tener una voluntad real de cambiar. Para intentar cumplir con las tareas del día a día es necesario que empieces a aplicar una serie de cambios.¡Ya verás como con ciertas pautas pequeñas puedes encontrar grandes resultados!
1. Asigna tiempos para las diferentes tareas: Es importante que aprendas a estipular un tiempo determinado para cada tarea pendiente, que sea ajustado y razonable, es decir, que te resulte fácil de cumplir. En un primer momento, puede pasarte que te pases por arriba o por abajo, no te preocupes, el ser humano aprende por ensayo y error. Te aconsejo que distribuyas las mismas por bloques y, valores el nivel de relevancia, tal como explicamos en el punto siguiente.
2. Establece una lista de prioridades: Aprender a diferenciar lo urgente de lo prioritario y tenerlo presente, te será de gran ayuda para llevar a cabo las tareas de forma óptima. De este modo tendrás presente qué tareas realizar en un primer momento, cuáles realizar después y qué tareas, puedes dejar de hacer, sin sentimientos de culpa.
3. Planificación diaria: El día anterior, dedica un tiempo a planificar tu día siguiente, haz una lista diaria de las tareas que tengas que realizar por orden de relevancia y/o tiempos.
4. Evita distracciones: Es importante que el tiempo que dediques a las tareas, seas capaz de focalizar tu atención en la tarea pertinente, libre de otros estímulos perturbadores que puedan desconectarte. Para ello deberás adaptar el ambiente, libre de distractores.
5. Trabaja la tolerancia a la frustración: Entiende que a veces las cosas no salen como quieres, que puedes cometer errores y que deberás saber gestionarlo para tener una mejor relación contigo mismo.
6. Asume que no puedes gustar a todos: Pretender hacerlo sería agotador, esfuérzate mejor en ser como quieres tú. E intenta dar la mejor versión de ti mismo.
7. No te olvides del ocio: No confundas el hecho de cumplir con plazos, con por ello prescindir de esta esfera tan importante y necesaria en tu vida. Conservar una parcela para tu ocio, diaria, te reporta bienestar y en consecuencia una mayor felicidad.
8. Prémiate por tus logros: Concédete permisos para reforzarse y felicitarte por todo aquello con lo que cumplas. Si conoces de antemano tu recompensa, puede actuar como aliciente y resultar tu motor de acción cuando te encuentres estancado.
Si aún y así no te ves con las herramientas para hacer frente a esta situación, desde PSIKO disponemos de un equipo altamente cualificado que puede ayudarte a que adquieras esta competencia y mejores tu calidad de vida. ¡No temas pedir ayuda si la necesitas! Nosotros estaremos encantados de poder acompañarte en tu proceso de cambio.
Verónica Vivero
COPC-19212