Imagínate una tortuga que se dirige hacia su cueva, donde están sus crías. Pero la tortuga cada vez que llueve, cuando sopla el viento, cuando se topa con piedras, se mete en su caparazón. A veces sale del caparazón, avanza un poco, pero en cuanto ocurre a su alrededor algo inesperado se vuelve a meter. ¿Crees que de esta forma puede alcanzar lo que pretende? A lo mejor la alternativa es avanzar con todo el cuerpo fuera, en pleno contacto con el suelo, abierta a todo lo que pueda surgir en ese camino, notando todo lo que surja mientras avanza en la dirección a sus crías, el resto de tortugas… Probablemente no le gusten muchas de las cosas que estén en ese camino, o tal vez sí, pero eso es absolutamente distinto de su compromiso de avanzar por el sendero…
Esta es una metáfora que se utiliza en la Terapia de Aceptación y Compromiso, que sirve además como un reflejo fiel de algunos de los principios de esta terapia.
Empecemos por el principio.
¿Qué es la Terapia de Aceptación y Compromiso?
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) es la terapia más conocida y utilizada dentro de las Terapias de Tercera Generación (o Terapias Contextuales). Aunque tiene un origen de hace casi 30 años, es en los últimos años en los que ha alcanzado más popularidad dentro y fuera de las consultas. Ya sea por la nueva “tecnología” que ofrece al psicoterapeuta para su ejercicio, su nuevo enfoque a la hora de abordar la salud psicológica, su visión de la psicopatología, o incluso sus coincidencias con la popularidad del mindfulness, lo cierto es que el lector puede que haya escuchado hablar de ella.
Pero ¿cómo entiende ACT el sufrimiento humano?
De forma explícita e implícita se impone la idea de que la felicidad se consigue con la ausencia de preocupaciones, miedos, dolor o cualquier sensación desagradable. Se enseña de forma sutil que lo desagradable no se debe tolerar, y que padecer algún problema es algo anormal que es incompatible con una vida adecuada. Es por ello que se orienta la vida para que sea más cómoda, placentera e indolora poniendo a disposición cualquier avance de nuestra sociedad.
Pero ahora viene lo paradójico, y es que lo lógico sería pensar que cuanto más desarrollado sea nuestro mundo y al ir disfrutando de mayores comodidades, nuestro sufrimiento y las cosas que nos perturban deberían disminuir. Lo lógico sería pensar que si se gana en calidad de vida los psicólogos y psicólogas cada vez harían menos falta. Pero respecto a los aspectos psicológicos la lógica a menudo pierde sentido. La realidad es todo lo contrario, no solo hay más personas sufriendo si no que aumenta la variedad de los problemas que se padecen.
Este el precio que se paga al vivir en una sociedad donde se exige estar bien continuamente, que enseña a reprimir cualquier emoción/sensación negativa, que bombardea con “pensar en positivo” y que implícitamente nos educa en que para actuar bien tengo que estar bien.
Toda esta lucha por evitar y/o controlar esas sensaciones desagradables casualmente genera más sufrimiento. Y por si fuera poco la gran mayoría de las veces, esta lucha nos aleja de las cosas que son valiosas en nuestra vida, como por ejemplo ir a la universidad, cuidar una relación de pareja o mantener en nuestra vida a personas importantes.
La visión de ACT respecto a este tema es muy sencilla, el sufrimiento humano es inherente a vivir. Es inevitable que mientras se viva se experimenten experiencias que aporten dolor o preocupaciones, eso significa que se está recorriendo el camino de la vida. Desde ACT se cree en que se puede “sentirse mal pero estar bien”.
¿Y esto como se hace?
Básicamente aceptando esas sensaciones desagradables y no dejando que lo que sentimos, pensamos o recordamos (esos eventos privados) controle nuestra vida. No se pueden eliminar pensamientos o emociones, pero si controlar cómo comportarse. Desde ACT se hace hincapié en abandonar la lucha con esos eventos privados desagradables que solo trae más sufrimiento, y dirigir la vida hacia donde se considere valioso para cada uno.
¿Qué herramientas utiliza ACT?
Se utilizan en ACT tanto técnicas ya utilizadas en otras terapias como otras novedosas. Al tener coincidencias en algunos principios con otras terapias, como por ejemplo terapias humanistas, hay ejercicios que se pueden incorporar plenamente a la terapia, sin olvidar en ningún momento los fundamentes y el marco teórico que diferencia a ACT de estas otras. Entre las técnicas utilizadas podemos encontrar las metáforas, ejercicios experienciales, ejercicios de mindfulness o clarificación de valores, sin olvidarnos de la más importante… el propio terapeuta.
En la metáfora que escribía al principio, para la tortuga, la lluvia, piedras, el viento serían como esos eventos internos desagradables (pensamientos, emociones, recuerdos, sensaciones…) que dificultan el camino. Por el contrario, el ir hacia sus crías simboliza el camino que a la tortuga le resulta valioso. Y el ir a su encuentro, a pesar de algunas cosas incómodas es el compromiso que tiene con lo que le importa en su vida.
Así pues, ACT es una terapia centrada en valores, en lo que de verdad le resulta valioso a cada persona. ACT no busca que se tome contacto y se acepten esos eventos privados incómodos sin motivo alguno, eso no tendría sentido. Lo que orienta la terapia es la dirección que marca cada uno hacia lo que considera importante.
Imaginemos un caballo y su jinete. El caballo representa todos esos eventos internos desagradables (emociones, pensamientos, recuerdos…). El objetivo de ACT es que, a pesar de hacia dónde intente ir el caballo, el jinete dirija su vida allá dónde considere importante y no en la dirección que su caballo prefiera, es decir, que coja las riendas.
Por eso, no estaría de más preguntarse, ¿quién marca el camino de mi vida?, ¿es mi caballo quién dirige?, o ¿soy yo quien lleva las riendas?
Muchas gracias Jesús, justo ahora estoy iniciando una formación en ACT y lo que has escrito resumen bastante bien el objetivo de esta terapia.