A lo largo de mi experiencia pasando consulta he podido comprobar que cuando una persona está pensando en acudir a terapia psicológica, en ocasiones, cree que consistirá solamente en unas sesiones en las que se tratarán los temas que le preocupan o que le producen malestar y que, por arte de magia, lo que se trabaja dentro de la consulta durante esas sesiones hará que se solucionen las cosas fuera de ese espacio y tiempo.
Se plantean la terapia como un proceso en el que es el terapeuta quien lleva el timón y que sólo por acudir ya sucederán cambios. Entienden el proceso terapéutico como algo en el que el consultante es un agente pasivo.
Bien, esto no es así.
Me explico… es cierto que el trabajo realizado durante las sesiones de terapia ayudan a que el bienestar del paciente aumente, a reformular ciertas cosas que le están preocupando, a ordenar un poco las ideas y pensamientos, a contrastar ciertas creencias que puede tener con la realidad, a plantear objetivos que quiera conseguir y que muchas veces no están claros debido, precisamente, a la problemática que lo trae a consulta, etc. Pero los cambios no suceden solo porque aparezca la figura del terapeuta: es necesario que el paciente sea un agente activo.
Como agente activo, el paciente tiene que querer realizar cambios en su vida para poder conseguir los objetivos que se plantee. Esto requiere un esfuerzo que implica que el paciente tiene que poner de su parte para que la terapia sea efectiva. Y no solo tiene que adquirir este rol activo durante las sesiones.
Con el objetivo de agilizar el proceso terapéutico y que las sesiones sean más efectivas, y por lo tanto su número para conseguir resultados sea menor, los psicólogos vamos un paso más allá: mandamos tareas.
¿Cómo que tareas? Yo siempre les explico a mis pacientes que es como cuando a los niños les ponen deberes en el colegio, las tareas sirven para “reforzar y ampliar” lo que se trabaja durante las sesiones, exactamente igual que los niños hacen sumas y restas para reforzar lo que han explicado en clase de matemáticas.
Las tareas terapéuticas son propuestas que el terapeuta realiza a sus pacientes para que las lleven a cabo en el tiempo que estarán sin verse entre una sesión y otra. Al igual que los propios psicólogos, las tareas pueden tener diferentes orientaciones, estilos, etc.
Vamos a profundizar un poco más en esto de las tareas terapéuticas…
- ¿A quién se mandan? Las tareas pueden ser individuales o grupales, en función de lo que queramos conseguir, de quién acuda a consulta, etc. Por ejemplo, en una terapia familiar podemos mandar una tarea que tienen que llevar a cabo todos o, por el contrario, diferentes tareas a cada miembro.
- ¿Son siempre las mismas? Las tareas se modifican dependiendo de las características del paciente y del estilo y enfoque del psicólogo. Además, en función del momento del proceso terapéutico en el que nos encontremos se mandan unas tareas u otras.
- ¿Para qué sirven? Esto es algo que a veces conviene explicar en el momento en el que se mandan estas tareas, pero en otros casos el paciente no sabrá cuál es el objetivo hasta la próxima sesión. Todo esto no lo podemos desvelar para no estropear el efecto que tienen… Basta con saber que siempre se plantean para conseguir que el proceso terapéutico avance hacia el objetivo final.
- ¿Son difíciles de realizar? El concepto “dificultad” es muy subjetivo. Es cierto que algunas tareas cuestan más que otras, y también depende del momento del proceso terapéutico en el que se manden y de la voluntad para llevarlas a cabo del paciente. Sin embargo, una tarea nunca se envía al azar, y está muy pensado en qué momento y de qué forma se presentará al paciente para que no le sea demasiado complicado llevarla a cabo y para que cumpla con su cometido de forma adecuada.
- ¿Se tardan mucho en hacer? De nuevo la respuesta depende de muchos factores, pero en general no son tareas que ocupen mucho tiempo o que impidan desempeñar el día a día con normalidad. En ocasiones son cosas que hay que hacer en un momento del día, en otras sólo en ocasiones puntuales…etc.
Por lo tanto y como conclusión, remarcar que las tareas son muy útiles en terapia, y en muchos casos incluso resultan imprescindibles para conseguir el éxito del proceso terapéutico.
A mi novio le pusieron de tarea en el terapeuta no verme no hablar conmigo ni con sus hijos(de su otro matrimonio) durante una semana. Existen estas tareas?
Como terapeutas no podemos decirles a nuestros pacientes que pueden y no hacer, tenemos que guiarlos a lo que ellos quieren a conocerse y aceptarse.